miércoles, 29 de julio de 2015

Una gran parte iglesia evangélica en El Salvador no está cumpliendo con la misión

Marcos 3: 13-15 dice:
Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.

Nuestra sociedad salvadoreña está experimentando una crisis global y por supuesto social. Los altos índices de violencia, las extorciones, robos entre otras cosas han llevado al país a uno de los peores momentos desde los tiempos del conflicto armado.

Este pasaje de Marcos nos enseña que aquellos que Dios había elegido, los había escogidos para dos cosas puntuales: 1- para estar con él y 2- para ser enviados con una misión.

hoy en día, gran parte de la iglesia evangélica en El Salvador está cumpliendo solo una parte de este pasaje de Marcos, y es el estar con él (Jesús) iglesias llenas los domingos, deleitándose en la alabanza,  sirviendo en los ministerios, sintiéndose bien y cómoda en sus sillas confortables en espacios ventilados o en hoteles (la moda hoy en día) con aire acondicionado y todo eso. No digo que todo eso es malo, pero se nos olvida la segunda parte el cual es que el propósito de estar con Jesús es ser empoderado, aprender del maestro, ser exhortado, edificado y consolado para luego ser enviado y vivir como hijo de luz en medio de la sociedad que nos rodea, para ser agentes de cambios que lleven el Reino de Dios a todo lugar, parques, colonias, trabajos, universidades, escuelas, barrios, comunidades y familia.

Sin embargo gran parte de la iglesia evangélica en nuestro país se ha quedado como los músicos del Titanic, está viendo que el barco se hunde ( en nuestro caso la nación entera) y solo hacemos el intento de orar (lo cual no es malo) pero no actuamos en ser misionales, ser portavoces de esperanza de aliento para la nación.

Dios quiera que salgamos de las cuatro paredes de nuestras cómodas y bonitas iglesias y decidamos vivir entre el pueblo a fin de establecer poco a poco el Reino de Dios y no el reinito de nuestra iglesia, religión o denominación.

sábado, 16 de mayo de 2015

Pensando en voz alta

 

Últimamente he estado escuchando varia personas hablar peyorativamente de los pastores, de sus lujosos carros, de sus trajes, de sus ovejas a las cuales que les quitan la lana (calo salvadoreño con doble sentido), de su testimonio de vida, etc.

Es triste escuchar dichos comentarios porque no todos los pastores son así, tengo amigos pastores y conozco muchos de ellos que son hombres de Dios, honrados, que predican la palabra fielmente, que ayudan a sus ovejas y comparten lo que tienen, que siguen siendo ejemplo de la grey y fieles a Dios.

Lamentablemente y con vergüenza lo digo, por algunos que denigran el evangelio, pagamos muchos y nos meten en la misma bolsa. Es lamentable que como dice Romanos 2: 17-24 pero parafraseado:

17 Algunos de ustedes dicen con orgullo que son cristianos. Se sienten muy seguros porque tienen la biblia y están orgullosos de su Dios.
18 Creen saber lo que Dios quiere y, cuando estudian la Biblia, aprenden a conocer qué es lo mejor. 19 Se sienten muy seguros al decirles a los pecadores lo que deben hacer para ser salvos. 20 Y como tienen la Biblia en la mano, se creen maestros de los ignorantes y de los inexpertos, dueños de la verdad y del conocimiento.
21 Pero, ¿cómo pueden enseñar a otros, si ustedes mismos no aprenden primero? ¿Cómo pueden enseñar que no se debe robar, si ustedes mismos roban?
22 Dicen que todos deben ser fieles en el matrimonio, pero ustedes mismos son infieles. Odian a los ídolos, pero roban en los templos de esos ídolos.
23 Están orgullosos de tener la Biblia, pero no la obedecen, y son una vergüenza para Dios.
24 Tiene razón la Biblia cuando dice: «La gente de no creyente habla mal de Dios, por culpa de ustedes mismos.»

Esto nos debe de llevar a la reflexión, no solo a los pastores (claro a nosotros mucho más), pero también al liderazgo (no me gusta esta palabra, pues somos siervos, pero está de moda), los músicos, maestros de iglesia infantil, diáconos, servidores, el cuerpo de Cristo en general, a considerar nuestros caminos, a revisar que sendas estamos transitando, cual es nuestro ejemplo de vida para con los de afuera, que nos diferencia del resto ya que hemos sido llamados a ser luz y no tinieblas; todo con el propósito de Glorificar el nombre de Dios y que su nombre no sea blasfemado por nuestra causa.

Espero que la nueva generación vuelva al “Olam” sendas eternas y sea un ejemplo de vida que los no creyentes.

#pensandoenvozalta

martes, 7 de abril de 2015

Algunos dicen que solo orar por la nación no ayudará…yo creo que sí

Los Índices de violencia en nuestro país cada día son más alarmantes, la incertidumbre y el temor son evidentes en la mayor parte de la población. No había visto en nuestra gente de El Salvador  tanto deseo de venganza y muerte para aquellos que asesinan al inocente. Violencia genera más violencia y eso es lo que está sucediendo en mi país.

Hago un llamado a la Iglesia de Cristo en El Salvador ha dejar los juegos infantiles y shows de entretención en las iglesias. Llamemos por su nombre al pecado y no digamos que fue un error o prueba de Dios. Dejemos de hacer cosas buenas y transformemos e influyamos en nuestra sociedad. Pero sobre todo arrepintámonos Iglesia de Cristo por los pecados de nuestra nación y pidamos misericordia, perdón con ruego, oración y ayuno al único Dios Eterno y Soberano.

Algunos dicen que solo orar por la nación no ayudará…yo creo que sí

Hagamos una oración como la de Daniel 9

Oración de Daniel por su pueblo

9  En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos,

2 en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.

3 Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.

4 Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;

5 hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.

6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.

7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.

8 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.

9 De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,

10 y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas.

11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.

12 Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén.

13 Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.

14 Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz.

15 Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente.

16 Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.

17 Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.

18 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.

19 Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.

Viejo, mi querido viejo

Consejeria Juvenil