Escúchenme, ustedes, los que dicen: «Hoy o mañana iremos a la ciudad; allí nos quedaremos todo un año, y haremos buenos negocios y ganaremos mucho dinero.» ¿Cómo pueden hablar así, cuando ni siquiera saben lo que les va a suceder mañana? Su vida es como la niebla: aparece por un poco de tiempo, y luego desaparece. Más bien, deberían decir: «Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» Santiago 5: 13-15 (TLA)
Acabo de estar en dos funerales totalmente distintos, por un lado, la Madre de una hermana en Cristo que falleció y por el otro lado, el hijo de un Profesor y Jefe que tuve cuando trabajaba en la docencia.
Mi reflexión es la siguiente
¿Estamos preparados para cuando ese día llegue?
Muchas personas creen que cuando uno muere se acaba todo, se acabo su mundo, otros creen que reencarnamos, que lo material se transforma en algo de la naturaleza y quién sabe mas…sin embargo recuerdo haber escuchado el porque los Egipcios se llevaban muchas cosas a la tumba; la razón es porque ellos creían que esta vida era ficticia y pasajera, que la verdadera vida comenzaba después de la muerte, y desde que nacían, se comenzaban a preparar para que cuando la muerte les alcanzara estuvieran totalmente preparados y que no fueran agarrados por sorpresa.
Ambas personas habían depositado su fe en Cristo Jesús, lo cual nos asegura que están descansando lo cual es nuestra esperanza, nuestra fortaleza y consuelo.
Al estar en ambos lugares y ver que nuestra existencia en este mundo no tiene edad, pues ya sea mayor o menor en edad, cualquier día puede ser el último de nuestra existencia pasajera en esta tierra, me hizo reflexionar en el pasaje de Eclesiastés 7: 2 que dice:
Más vale ir a un entierro que a una fiesta, pues nos hace bien recordar que algún día moriremos. (TLA)
¿Estamos preparados para cuando Dios nos llame? La vida es como neblina…