Marcos 3: 13-15 dice:
Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.
Nuestra sociedad salvadoreña está experimentando una crisis global y por supuesto social. Los altos índices de violencia, las extorciones, robos entre otras cosas han llevado al país a uno de los peores momentos desde los tiempos del conflicto armado.
Este pasaje de Marcos nos enseña que aquellos que Dios había elegido, los había escogidos para dos cosas puntuales: 1- para estar con él y 2- para ser enviados con una misión.
hoy en día, gran parte de la iglesia evangélica en El Salvador está cumpliendo solo una parte de este pasaje de Marcos, y es el estar con él (Jesús) iglesias llenas los domingos, deleitándose en la alabanza, sirviendo en los ministerios, sintiéndose bien y cómoda en sus sillas confortables en espacios ventilados o en hoteles (la moda hoy en día) con aire acondicionado y todo eso. No digo que todo eso es malo, pero se nos olvida la segunda parte el cual es que el propósito de estar con Jesús es ser empoderado, aprender del maestro, ser exhortado, edificado y consolado para luego ser enviado y vivir como hijo de luz en medio de la sociedad que nos rodea, para ser agentes de cambios que lleven el Reino de Dios a todo lugar, parques, colonias, trabajos, universidades, escuelas, barrios, comunidades y familia.
Sin embargo gran parte de la iglesia evangélica en nuestro país se ha quedado como los músicos del Titanic, está viendo que el barco se hunde ( en nuestro caso la nación entera) y solo hacemos el intento de orar (lo cual no es malo) pero no actuamos en ser misionales, ser portavoces de esperanza de aliento para la nación.
Dios quiera que salgamos de las cuatro paredes de nuestras cómodas y bonitas iglesias y decidamos vivir entre el pueblo a fin de establecer poco a poco el Reino de Dios y no el reinito de nuestra iglesia, religión o denominación.