Este inicio de semana a sido un poco difícil como familia en motivos de salud.
Por una parte el día de ayer fui a emergencias del ISSS para pasar consulta por mi presión arterial alta, la doctora me regaño todo y con justa razón y me nivelaron la crisis hipertensiva que llevaba.
El día de hoy mi suegro Andrés fui a emergencias pues no se sentía bien y lo llevaron de emergencias al ISSS General debido a unas complicaciones en su organismo.
En ambos casos la palabra en común que dijimos con mi esposa fue: “tenemos que orar” y de paso decirles a los hermanos que oren.
Santiago 5: 15-16 dice: Una oración ofrecida con fe, sanará al enfermo, y el Señor hará que se recupere; y si ha cometido pecados, será perdonado. Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos.
Todo esto me llevo a una pequeña reflexión, ¿Y tú a quién acudes? ¿Quién es tu soporte en medio de la angustia y dificultades? ¿A quién buscas para que te ayude donde ya no puedes tener el control?
Que triste es creer que uno es autosuficiente y que no necesita de Dios, que triste es estar en angustias y dificultades y no tener a quién acudir, que triste es y lamentable aún ver personas frías, sabias en su propia opinión, que en el fondo sufren en silencio por no tener un Dios a quién acudir. He conocido personas así de frías, pero que mas de alguna vez han estado en dificultades y sin esperanzas y ni aún así buscan la ayuda de Dios…
Mi familia y yo acudimos al único que todo lo puede, nuestro Dios…¿Y tu a quién acudes?
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